Obtienen mediante Realidad Virtual efectos comparables a los de las drogas psicodélicas

Un trabajo publicado en la revista científica 'Nature Scientific Reports' demuestra cómo las experiencias grupales de Realidad Virtual pueden producir respuestas similares a las desencadenadas por drogas psicoactivas, como los hongos alucinógenos o el LSD.

Describiendo las sensaciones que surgieron inmediatamente después de un accidente cerebrovascular en el hemisferio izquierdo, la científica Jill Bolte Taylor, estudiosa del cerebro, relató: «ya no podía definir los límites de mi cuerpo... no puedo definir dónde empieza y dónde acaba, porque los átomos y moléculas de mi brazo se mezclan con los átomos y moléculas de la pared, y todo lo que podía detectar era esa energía... me cautivó inmediatamente la magnificencia de la energía que me rodeaba; y dado que ya no podía identificar los límites de mi cuerpo, me sentí enorme y expansiva [...] Me sentí una, con toda la energía que era. Y fue hermoso».

El relato de la neuroanatomista norteamericana es uno de los muchos ejemplos conocidos de 'experiencias de auto-trascendencia': un término acuñado para describir estados mentales transitorios en los que el sentido subjetivo de uno mismo como entidad aislada puede desvanecerse temporalmente en una experiencia de unidad con otras personas o con el entorno, lo que implica la disolución de los límites entre el sentido del yo y el otro.

«Perderse mientras se lee un libro, o durante la redacción de un código informático, son muestras cotidianas de una experiencia auto-trascendente relativamente débil», afirma desde Santiago de Compostela (España) David Glowacki, experto en Realidad Virtual e investigador del CiTIUS (Centro Singular de Investigación en Tecnologías Inteligentes de la Universidad de Santiago de Compostela). «Por el contrario, el profundo sentido de interdependencia con el cosmos que surge de una experiencia mística, o de 'encuentro con Dios', representa una forma considerablemente más intensa de este tipo de vivencias», prosigue el científico estadounidense, quien desde este centro de referencia en Europa para la investigación en Inteligencia Artificial, lidera también el proyecto 'NanoVR', una iniciativa financiada por el Consejo Europeo de Investigación con 2M€, en la que se desarrollarán nuevas formas de diseño molecular a escala nanométrica mediante Realidad Virtual.

Recientes investigaciones publicadas en diversas áreas de estudio (psicología, neurociencia, filosofía, farmacología o teología) han llamado la atención sobre el significado y la percepción que atribuyen a estas experiencias las personas que han pasado por ellas. Así, existe en la actualidad un creciente interés científico por indagar el potencial terapéutico de este tipo de fenomenología experiencial, que disminuye la identidad del ego, aumenta el sentido de conexión y se asocia con un beneficio terapéutico duradero en el tratamiento de la depresión, la adicción y la ansiedad al final de la vida. El objetivo es llegar a desentrañar de qué manera podrían llegar a inducirse estas 'experiencias de auto-trascendencia' en contextos de laboratorio, para aprovechar sus potenciales beneficios sobre la salud mental.

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Glowacki, fundador y responsable del Laboratorio de Realidades Intangibles -IRL, por sus siglas en inglés-, cuenta que el uso controlado de drogas psicodélicas (compuestos químicos como la psilocibina, presente en los hongos alucinógenos, o el LSD) representa una aproximación particularmente prometedora: «un estudio publicado en 2006, por ejemplo, mostró que el 67% de los participantes que tuvieron estas experiencias subjetivas mientras tomaban psilocibina como parte de un programa de 'psicoterapia psicodélica', consideraban que la experiencia estaba entre las más significativas de sus vidas». Sin embargo, estas terapias se enfrentan a una serie de tabúes y retos prácticos para su administración generalizada: su intensa fenomenología provoca en ocasiones miedo o pánico y respuestas fisiológicas asociadas, cuyo inicio y duración suelen estar fuera del control del terapeuta, lo que dificulta que este pueda dirigir positivamente la experiencia del paciente. Además, siguen existiendo aún muchos interrogantes sobre la mejor manera de determinar una dosis de diana apropiada, que provoque efectos terapéuticos de forma fiable y minimice los riesgos.

Teniendo en cuenta las complicaciones asociadas a la administración de psicodélicos, existen ya investigaciones alternativas que exploran tecnologías no farmacológicas para provocar estos estados de forma segura y fiable. «De entre todas ellas, la Realidad Virtual ha surgido como un candidato particularmente interesante, dada su capacidad para crear fuertes alteraciones en la fenomenología perceptiva», asegura David Glowacki.

Junto a sus colegas del IRL, lleva años trabajando en una experiencia de Realidad Virtual multi-persona, a la que han llamado Isness. En ella, grupos de hasta cinco participantes experimentan juntos el surgimiento, la fluctuación y la disipación colectiva de sus propios cuerpos: Isness crea una abstracción del cuerpo humano como esencia energética luminosa y difusa, una representación estética asociada con el 'espíritu' en diversas tradiciones de sabiduría y meditación.

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En un trabajo reciente publicado por la revista Nature Scientific Reports, los investigadores van un paso más allá en el diseño de estos espacios grupales intersubjetivos, permitiendo que participantes situados en distintos lugares del mundo cohabiten el mismo espacio virtual para tener una experiencia remota de superposición corpórea. «Seguimos mejorando nuestra tecnología para generar de manera segura estas experiencias de auto-trascendencia desde la Realidad Virtual y contribuir al desarrollo de alternativas terapéuticas», afirman desde el grupo.

En concreto, el laboratorio de Glowacki ha construido una experiencia de Realidad Virtual multi-persona montada en la nube y denominada Isness-D (Isness-distribuida), que difumina los límites convencionales del espacio personal que los humanos acostumbran a guardar entre sí. Los participantes de Isness-D han accedido a este espacio virtual desde una red de nodos repartidos por distintos países del mundo (Estados Unidos, Alemania, Reino Unido), y en él aparecen representados únicamente como esencias energéticas luminosas, cuyo resplandor se concentra en torno al corazón. «La nueva tecnología habilita momentos de 'coalescencia energética'», explica Glowacki, «una nueva clase de experiencia intersubjetiva en la que los cuerpos pueden fusionarse con fluidez, permitiendo a los participantes incluir a otros individuos en su autorrepresentación». Las fronteras corporales de Isness-D son difusas, borrosas y suaves: se extienden más allá de los límites del cuerpo físico, lo que hace difícil especificar claramente dónde termina un cuerpo y dónde empieza otro.

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Para comparar los efectos terapéuticos de esta nueva tecnología con los tratamientos farmacológicos, Glowacki y sus colegas adoptaron en esta ocasión un enfoque de ciencia ciudadana, coordinando una red internacional de 'nodos' de Isness-D. «Analizamos los resultados utilizando 4 escalas clave aplicadas en estudios previos con psicodélicos para evaluar la fenomenología subjetiva de Isness-D». «De hecho, y hasta donde sabemos, este trabajo representa el primer intento de analizar una experiencia de Realidad Virtual utilizando estas escalas de medición», cuentan.

«A pesar de las complejidades asociadas a un experimento distribuido como este, las puntuaciones de Isness-D en las 4 escalas fueron estadísticamente indistinguibles de las de los estudios con drogas psicodélicas recientemente publicados». Los autores destacan que estos resultados «demuestran que la Realidad Virtual distribuida puede utilizarse para diseñar experiencias de auto-trascendencia intersubjetivas en las que las personas disuelven su sentido del yo en la conexión con los demás y, por tanto, puede ofrecer beneficios terapéuticos similares a los que estas técnicas pueden tener en el tratamiento de diversas patologías». Por su parte, los participantes manifestaron también emociones positivas, así como una «abrumadora sensación de calma y relajación» al final de su experiencia con Isness-D. Así lo recogieron sus respuestas en el cuestionario posterior facilitado por el equipo de investigación, con frases elocuentes que confirmaban su nivel de agrado: «Me siento extraordinariamente feliz. Hay algo que induce a la felicidad en toda esta práctica».